El acero inoxidable es el nombre común de todos los grados de acero que contiene por lo menos 10.5% de cromo.
El acero es hierro con una cantidad controlada de carbono.
Uno de sus principales enemigos es el tiempo y el medio ambiente al que está expuesto, ya que con el paso
del tiempo este le ocasiona oxidación debido a que el hierro presente se combina con el oxígeno del aire
para formar óxido de hierro en su superficie.
A principios del siglo XX, algunos metalurgistas descubrieron que si se adicionaba poco más del 10% de
cromo al acero, este no presentaba el óxido de hierro, por que el cromo se une al oxígeno del aire para
formar una delgada película transparente de óxido de cromo que se conoce como capa pasiva.
La capa pasiva posee la propiedad esencial de autor regenerarse espontáneamente si recibe algún daño,
Además, los metalurgistas se dieron cuenta de que al añadir cromo se producía un aspecto brillante y lo
hacía altamente resistente a la oxidación y a la suciedad. Esta resistencia a la oxidación, denominada
“resistencia a la corrosión”, es lo que hace al acero inoxidable diferente de otros tipos de acero.
Aunque los aceros inoxidables son aleaciones de hierro, cromo y carbono, el cromo no es el único elemento
aleado del hierro en el inoxidable, ya que se complementa con otros elemento, fundamentales como el
níquel y el molibdeno.
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